En muchas ocasiones estamos solos en casa y un desconocido nos llama a la puerta. No hay de qué alarmarse si sabemos que se trata de una empresa de mensajería o cualquier otro servicio que estemos esperando. Pero, ¿qué hacemos si nos dicen que representan a una compañía telefónica, de gas, o que vienen de alguna asociación y no tenemos una visita concertada? O incluso si nos ofrecen algún producto o servicio o solicitan que cubramos algún tipo de encuesta… Mejor no dejar entrar a nadie si no tenemos claro quién es.

Si no hemos solicitado personalmente que nos visiten de una compañía, o la persona que tenemos delante no nos inspira confianza, es preferible asegurarnos y quedarnos tranquilos hablando primero con la empresa para confirmar que no es un engaño.

Hay ladrones que se hacen pasar por repartidores o empleados de mantenimiento con el fin de acceder a los hogares y así estudiar cómo son y dónde deben buscar cuando entren a robar. También pueden aprovechar estas ocasiones para pedir datos e información personal que les sea de utilidad para robarnos. Por ello es esencial limitar el acceso y tratar solo con aquellas personas que conozcamos o que puedan aportar algún tipo de seguridad.

Suelen utilizar esta clase de técnicas en especial con las personas mayores que viven solas, ya que habitualmente son más confiadas y no ponen impedimentos para dejarles acceder al domicilio o para facilitarles cualquier tipo de información.

Es fundamental asegurar siempre que no existe ningún riesgo al permitir que un extraño entre en nuestra vivienda. A la mínima duda, debemos ponernos en alerta y proteger nuestro hogar.

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